La Fundación - Aportaciones de los Patronos

Panorama de un cuasicentenario: "Ñ"

Miguel Sánchez Roda

El siguiente escrito se desarrolla hacia el año 1933 en el que Miguel acudió por primera vez al colegio en el que estuvo hasta 1936.

Fue precisamente en 1933 cuando se celebró la primera vuelta de las segundas elecciones generales de la Segunda República Española para las Cortes y fueron las primeras en que las mujeres ejercieron el derecho al voto. Las elecciones dieron una mayoría parlamentaria a los partidos de centro-derecha y de derechas, dándose inicio al denominado bienio radical-cedista o bienio negro (1933-1936).

                                

“Ñ”

La siguiente etapa de mi vida que recuerdo con cierta claridad es la de mi asistencia al Colegio de Nuestra Señora de la Consolación, situado muy próximo al centro de diversión de Requena llamado "La  Glorieta" cuyo templete central cobijaba a la Banda Municipal que, todos los domingos a las doce de la mañana, interpretaba un concierto de música clásica y de zarzuela, mientras que por las tardes tocaba música ligera para bailar. Todo muy cerca del Ayuntamiento.                                      

 

La clase del Colegio era luminosa y muy amplia. Entre los pupitres de los alumnos destacaba un gran atril que soportaba enormes imágenes de figuras tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento y, en el centro de todo, la figura respetuosa y a la vez comprensiva de Sor Providencia: mi primera profesora, con ella aprendí mis primeras letras y mis primeros números.    

Yo tendría 7 años, cuando un día Sor Providencia me reclama y me dice: “Miguel sal a la pizarra y escribe España”. Yo escribí: "Espella". “Eso está mal, borra y escríbelo bien” me amonestó, y yo escribí “Espaya”.  “No, borra”, dijo Sor Providencia visiblemente enfadada, mientras yo erre que erre... Con gesto severo me quitó la tiza y escribió una amplia Ñ en la pizarra.

         

Dos años más tarde, el 18 de junio de 1933, un mes exacto antes de empezar la "Incivil" Guerra, tomé la Primera Comunión. Sor Providencia, vestida de europea, era la Srta. Mercedes. Meses antes se habían quemado Iglesias y conventos, ella se libró porque se dedicaba a la enseñanza, pero poco después tuvo que marchar. 

Terminada la guerra se reabrió el Colegio por unos años y fui allí a saludar a Sor Providencia quién me recibió con mucho cariño.