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«No hay razón para tenerle miedo a la vacuna de AstraZeneca; yo me la pondría hoy mismo»

José Manuel Bautista , bioquímico especialista en enfermedades infecciosas

Ayer se reanudó la vacunación con AstraZeneca después de su suspensión cautelar para analizar una posible relación de causa y efecto con varios episodios de trombosis. Tras el aval de la Agencia Europea del Medicamento, que defiende que el inyectable de Oxford es seguro y eficaz, el bioquímico y biólogo José Manuel Bautista, catedrático en la Universidad Complutense y especialista en enfermedades infecciosas, insiste en la necesidad de rebajar el alarmismo social de estas últimas semanas.

A continuación, mostramos la entrevista realizada por Diario Sur a José Manuel Bautista:

–Parece que se ha instalado el miedo en torno a AstraZeneca. ¿Cómo se amortigua ese temor?

–No lo sé. La verdad es que se ha generado un pánico inexplicable. No hay razón para que la gente tenga miedo a la vacuna de AstraZeneca. Es un alarmismo innecesario. Han dicho que la vacuna produce trombosis, pero si analizas cuántos de estos episodios se registran en la población sin vacunar resulta que el porcentaje es el mismo que entre vacunados. Yo puedo beberme un vaso de agua, bajar por las escaleras y caerme de cabeza. La caída no será resultado del vaso de agua que me he bebido. Quienes trabajamos en ciencia sabemos que no está relacionado.

–La Agencia Europea del Medicamento insiste en que los beneficios de la vacuna superan a sus riesgos y que todos los medicamentos tienen efectos secundarios posibles pero no probables.

–Claro. La legislación ordena describir los efectos secundarios, incluso cuando sean raros, en porcentaje de menos de una persona de cada cien mil. Y cuando son frecuentes, se trata de efectos leves: dolor de cabeza, acidez... Con la vacuna ocurre lo mismo. Creemos que los episodios de trombosis ni siquiera son uno de los efectos secundarios porque no hay mayor número de trombos entre la población vacunada que entre quienes no se han puesto la vacuna.

–¿Qué responsabilidad tenemos los medios en la expansión de ese alarmismo?

–Todos debemos ser responsables. Es cierto que existe un alarmismo específico en torno a la vacuna de AstraZeneca, pero no tiene peores efectos secundarios que otras vacunas. La gente tiene infartos, trombos y accidentes que les van a seguir ocurriendo a quienes se vacunen. No sabría trazar cómo se desencadenó este terror hacia la vacuna de AstraZeneca, pero la suspensión cautelar de la vacunación y que dijeran que hay que tomar Paracetamol han tenido un papel importante.

–También se ha hablado de razones geopolíticas, de una guerra entre los países que exportan vacunas ya aprobadas.

–Quiero pensar que no ha habido intencionalidad, que ha sido algo accidental que ha ido creciendo hasta convertirse en una bola de nieve. Hay que decirle a la gente que cuanto menos circule el virus, más posibilidades hay de que nosotros mismos y quienes nos rodean no se infecten y por tanto reduzcamos la posibilidad de fallecer. Y eso se consigue con las vacunas.

–¿Qué efectos secundarios se han demostrado hasta ahora?

–Sobre todo una reactividad basada en dolor de cabeza, malestar... Pero eso también pasa con la vacuna de la gripe. La vacuna de AstraZeneca es una buena vacuna. Esos efectos quieren decir que el sistema inmunitario está reaccionando al estímulo de la vacuna.

–Por eso entre las personas mayores se registran menos efectos secundarios.

–Porque su sistema inmune es más débil. Creo que sería positivo que los políticos se vacunasen con AstraZeneca. Pueden ser un ejemplo. Es una vacuna tan segura como las otras. Hablamos de riesgos menores. Yo me vacuno de gripe cada año. No sé por qué se ha creado este alarmismo.

–Pero fueron las autoridades sanitarias las que recomendaron tomar Paracetamol antes y después de la inyección.

–Quizá fue el origen de esa desconfianza... No lo sé, pienso en alto. AstraZeneca siempre ha tenido peor prensa que las otras vacunas, pero sus efectos secundarios no son peores que los que provocan otras vacunas. El sistema inmunitario es además muy variable: cada persona reacciona de forma distinta. Quienes peor lo llevan tienen fiebre, dolor de cabeza, molestias musculares... Pero son efectos creo que muy aceptables en comparación con los beneficios que tiene la inmunidad.

–Pero se ha instalado la creencia de que hay vacunas buenas, como la de Pfizer, y malas como AstraZeneca.

–Es absurdo. No sabremos la eficacia real de las vacunas hasta que pase un tiempo, cuando sepamos cuánto dura la inmunidad. Pero no hay vacunas buenas y malas. Todas están aprobadas por la Agencia Europea del Medicamento.

–¿El hecho de que se hayan acelerado los procesos hasta la aprobación de la vacuna puede haber contribuido a la desconfianza?

–Se han acelerado, pero no tanto. Todas se han fabricado mediante sistemas ya desarrollados para otras vacunas. Sólo se ha modificado la proteína antigénica para el sistema inmune. Pero el resto de elementos, como la forma de inyección, eran ya conocidos. Luego ocurre que algunos ensayos han sido más innovadores que otros. Claro que se han acelerado los procesos, pero debemos tener en cuenta que ha habido muchísima inversión. Es una situación sin precedentes. Pero no se ha inventado nada de consecuencias desconocidas.

–También puede tener algo que ver que no se recomendara su uso en mayores de 55 años, restricción ahora levantada.

–Se han juntado varios factores hasta alcanzar ese grado de desconfianza: comentarios sobre los efectos secundarios, noticias de trombosis... Los periodistas conocéis las teorías de la conspiración que algunas personas han desarrollado sobre las farmacéuticas y los Estados. Ha sido una bola de nieve enorme.

–¿Usted se pondría la vacuna de AstraZeneca?

–Hoy mismo. Ojalá. Por suerte no me he contagiado, pero eso te obliga a llevar una vida que no es la de antes. Las vacunas son la puerta a recuperar esa vida.

 

Publicado por ALBERTO GÓMEZ- Diario Sur

Miércoles, 24 marzo 2021, 01:03